Dejar cáscaras de frutas al sol puede parecer un gesto sin importancia, pero dentro del mundo de los trucos caseros, esta práctica tiene múltiples beneficios.
En particular, las cáscaras de mandarina, al secarse, se transforman en un recurso útil, económico y versátil para diferentes tareas del hogar.
Por qué se recomienda secar las cáscaras al sol
El calor del sol deshidrata las cáscaras de mandarina de manera natural, permitiendo que conserven mejor sus aceites esenciales y propiedades terapéuticas. Este proceso evita la formación de moho y prolonga su vida útil, convirtiéndolas en un insumo casero fácil de almacenar y utilizar cuando se necesite.
Además, al secarse, el aroma cítrico de la mandarina se intensifica, volviéndose ideal para perfumar espacios o preparar remedios naturales. Esta alternativa ecológica evita el desperdicio de residuos que aún tienen mucho para ofrecer.
Té digestivo y relajante con aroma natural
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