Preparación:
Licuar los ingredientes húmedos:
Colocá en la licuadora los huevos, la manteca blanda, la leche, el azúcar, el aceite y la esencia de vainilla. Licuá todo por unos 3 minutos, hasta que la mezcla esté bien integrada y espumosa.
Mezclar los ingredientes secos:
En un bowl grande, mezclá la harina común, la fécula de maíz y el polvo de hornear con cuchara o batidor de mano, para airear los secos.
Unir ambas mezclas:
Verté la mezcla líquida sobre los ingredientes secos y mezclá con espátula o batidor hasta que no queden grumos. No hace falta batir de más, solo integrar.
Distribuir la masa:
Distribuí la masa en 4 moldes rectangulares de aproximadamente 14 x 8.5 x 6 cm. Asegurate de enmantecarlos y enharinarlos bien para que no se pegue.
Hornear:
Llevá a horno precalentado a 180 °C y horneá durante 25 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo, salga seco.
Enfriar y desmoldar:
Cuando estén listos, sacalos del horno y dejalos entibiar unos minutos. Pasá una espátula por los bordes y desmoldalos con cuidado.
Tips y consejos:
Podés saborizar con esencia de naranja, ralladura de limón o canela.
Para hacer un bizcochuelo marmolado, agregá cacao amargo a una parte de la mezcla.
Se pueden freezar una vez fríos, envueltos en film o en bolsas herméticas.
También podés usar un solo molde grande, ajustando el tiempo de cocción.
Es ideal para rellenar con dulce de leche, crema o mermelada, o simplemente espolvorear con azúcar impalpable.
Si la licuadora es chica, hacé la mezcla líquida en dos tandas.
Una receta ideal para los días en los que necesitás algo dulce, fácil y casero.
¡Y lo mejor es que no necesitás batidora!
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