En un bowl, mezclar la harina, la sal y el polvo de hornear.
Añadir el aceite, la mostaza (opcional), el huevo batido y el queso rallado.
Mezclar bien primero con cuchara y luego con las manos hasta unir todo.
Si la masa está seca, agregar de a poco leche fría hasta que quede firme y suave.
Formar un bollo, cubrir con un repasador limpio y dejar reposar durante 30 minutos.
Estirar la masa sobre la mesada apenas enharinada hasta 4 o 5 mm de espesor.
Cortar en forma de triángulos (o la forma que prefieras) y colocarlos en una fuente con papel manteca.
Hornear en horno precalentado a 180 °C durante 12 a 15 minutos, hasta que estén dorados.
Consejos Útiles
Si usás quesos fuertes o ahumados, el sabor queda más intenso y sabroso.
Combiná distintos tipos de queso para darles más profundidad de sabor.
Podés agregar hierbas secas como orégano, tomillo o romero para una versión más aromática.
Pintarlos con huevo batido antes de hornear les da un color dorado y brillante.
Para hacerlos más crocantes, dejalos unos minutos más en el horno, controlando que no se quemen.
Se conservan bien en frascos herméticos por 2 o 3 días.
También podés congelarlos ya cocidos y recalentarlos justo antes de servir.
Perfectos para la Vianda o una Salsa Dip
Ideales para llevar al trabajo, a una reunión o acompañar con un buen dip casero.
Una receta rendidora, simple y deliciosa que seguro vas a querer repetir una y otra vez.
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