Preparación
Colocá las frutas secas (arándanos y pasas) en un bol con agua fría y dejalas hidratar durante 20 minutos. Después, escurrilas bien y reservá.
En otro bol grande, batí los huevos con el azúcar hasta que la mezcla quede espumosa. Sumá la leche tibia y la manteca derretida, y mezclá todo con batidor de mano.
Agregá la levadura seca y dejá reposar 5 a 10 minutos hasta que se active y forme espuma en la superficie.
Incorporá la harina y la sal de a poco, mezclando con cuchara o batidora de gancho. Amasá hasta que la masa esté unida y elástica. Si está muy pegajosa, podés agregar hasta 80 g más de harina, de a poco.
Pasá la masa a un bol apenas aceitado, cubrila con un repasador limpio y dejala levar en un lugar templado por una hora, o hasta que duplique su tamaño.
Una vez levada, dividila en cuatro partes iguales y formá bollitos. Dejalos descansar tapados por 15 minutos.
Colocá las porciones en un molde grande (rectangular o redondo) y dejalas levar nuevamente por 40 minutos.
Mezclá la yema con la cucharada de leche y pincelá la superficie.
Llevá al horno precalentado a 180 °C durante 35 a 40 minutos, hasta que esté bien dorado por arriba.
Sacalo del horno y dejalo enfriar sobre una rejilla o tabla antes de cortar.
Consejos útiles
Si tenés tiempo, podés hacer un levado largo en heladera durante la noche para intensificar el sabor.
Podés reemplazar 100 g de harina blanca por integral para darle un toque más rústico.
Si te gusta con un poco de crocante, agregale nueces picadas o almendras fileteadas.
Un toque de ralladura de naranja o una pizca de canela queda excelente para darle aroma.
Este pan de frutas secas es ideal para acompañar la merienda, para regalar o simplemente para disfrutar en casa.
Tiene ese sabor de panadería artesanal que nunca falla y una miga húmeda que lo hace único.
Anímate a prepararlo y vas a ver que vale la pena cada minuto.
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